Jn.
14: 16 Y yo le pediré a Dios el Padre que les, envié al Espíritu Santo, para
que siempre los ayude y siempre esté con ustedes.
Al nacer de nuevo, nacemos como hijos de
Dios, y somos sellados y gobernados por el Espíritu Santo de Dios. Por lo cual,
debemos obedecer la palabra de Dios, ella y el Espíritu Santo, nos ayudan a
hacer morir los frutos pecaminosos que se encuentran arraigados a nuestra carne;
progresivamente empiezan a florecer los frutos del espíritu, mostrando así
nuestro nuevo nacimiento, para una mejor vida.
Mensaje:
guiados por el Espíritu Santo.
Juan.
3:6 Todos nacen de padres humanos; pero los hijos de Dios sólo nacen del
Espíritu.
Todos los seres humanos tenemos un
nacimiento natural; pero el nacimiento espiritual es únicamente de Dios; la
(carne) no tiene relación alguna con el (Espíritu) y no pueden ser unidos.
En nuestro nuevo nacimiento, hemos nacido
del Espíritu Santo, por lo cual ya no debemos, vivir bajo la ley de la carne,
sino la ley del Espíritu.
Jn.
14: 16-17 Y yo le pediré a Dios el Padre que les, envié al Espíritu Santo, para
que siempre los ayude y siempre esté con ustedes.
Antes de la cruz el Espíritu Santo sólo
ayudaba a unas pocas personas, y solo por un periodo de tiempo; luego de la
cruz, Él Espíritu Santo vive en los corazones de los creyentes, y lo hace para
siempre.
17
Él les enseñará lo que es la verdad. >>Los que no creen en Dios y solo se
preocupan por lo que pasa en este mundo, no pueden recibir al Espíritu Santo,
porque no lo ven ni lo conocen. Pero ustedes sí lo conocen, porque está con
ustedes, y siempre estará en medio de ustedes.
Se refiere al Espíritu Santo y al poder de
la palabra de Dios, pero sabemos que Él hace mucho más que supervisar el
atributo de la verdad. 1ª. Jn. 5:6
Cuando Jesucristo vino a este mundo fue bautizado en agua, y al morir derramó
su sangre. El Espíritu de Dios es testigo de esto, y todo lo que el Espíritu
dice es verdad.
Dios
nos está diciendo: que el Espíritu Santo, o sea Dios mismo está con nosotros y
viviendo en nosotros para siempre.
Esto quiere decir que: nuestro Señor
Jesucristo, volvió a nosotros en la persona el Espíritu Santo.
Ef.
5:18 No se emborrachen, pues perderán el control de sus actos. Más bien,
permitan que sea el Espíritu Santo quien los llene y los controle.
No sean controlados por bebidas
alcohólicas, o por los vicios, busquen ser controlados por el Espíritu Santo,
de momento en momento.
El ser lleno del Espíritu Santo, transforma
nuestra vida, la hace más y más semejante a la vida de nuestro Señor
Jesucristo; llena de humildad, amor, justicia, y misericordia; Al practicar
estas cosas, Dios nos dota de poder, autoridad, y gloria.
Jn.
7:37-39 dice: El último día de la fiesta de las enramadas era el más
importante. Ese día, Jesús se puso en pie y dijo con voz fuerte: <<El que
tenga sed, venga a mí.
Presenta la invitación más grande, que
jamás se haya dado al ser humano. Nuestro Señor nos está invitando a recibir su
Santo Espíritu.
38
Ríos de agua viva brotarán del corazón de los que creen en mí. Así lo dice la
Biblia.
Dios no pide que hagamos algo, sino que
creamos, en la palabra; la historia del Cristo crucificado: Que creamos todos
los Sacrificios señalados a Cristo y lo que él hizo en la cruz, así como la
totalidad del tabernáculo y del templo. También se refiere al amor, que de nuestro
interior debe brotar hacia él, en gratitud.
39
Al decir esto, Jesús estaba hablando del Espíritu de Dios, que recibirían los
que creyeran en él. Porque mientras Jesús no muriera y resucitara, el Espíritu
no se haría presente.
Hablaba de Cuando nuestro Señor murió en la
cruz y fue resucitado tres días más tarde. Él se levantó con un cuerpo Glorificado,
que era una de las señales que todo pecado se había expiado, ahora se abría
paso para que el Espíritu Santo llegará en una dimensión nueva. Esto se cumplió
el día de pentecostés.
Para
ser llenos del Espíritu Santo:
Es necesario tener fe en nuestro Señor
Jesucristo y en su sacrificio de la cruz; obedecer sus mandamientos, y cambiar
nuestra mala manera de vivir.
Una persona llena del Espíritu Santo, Puede
en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, orar por los enfermos y estos se sanan;
hacer milagros y prodigios, hacer temblar las tinieblas, y todo lo que toquen
nuestras manos, se transformará en bendición.
Bendito será el fruto de nuestro vientre, y todo lo que hagamos
prosperará, eso dice la palabra de Dios.
La promesa de nuestro Señor Jesucristo de
enviar al Espíritu Santo
Jn
7:49 Ahora quédense en la ciudad, porque muy pronto les enviaré a quien mi
Padre prometió. No se vayan a ningún otro lado, hasta que reciban el poder que
Dios les enviará.
Sólo con la compañía del Espíritu Santo,
podemos triunfar en esta vida y tendremos acceso a la venidera.
Nuestro
Señor Jesucristo cumple su promesa:
Hch.
2: 1-18 El día de la fiesta de pentecostés, los seguidores de Jesús estaban
reunidos en un mismo lugar. De pronto, oyeron un ruido muy fuerte que venía del
cielo. Parecía el estruendo de una tormenta, y retumbó por todo el salón. Luego
vieron que algo parecido a llamas de fuego se colocaba sobre cada uno de ellos.
Fue así como el Espíritu Santo los llenó de poder a todos ellos, y enseguida
comenzaron a hablar en otros idiomas. Cada uno hablaba según lo que el Espíritu
Santo le indicaba. En aquel tiempo,
muchos judíos que amaban a Dios estaban de visita en Jerusalén. Habían llegado
de todas las regiones del imperio Romano. Al oír el ruido, muchos de ellos se
acercaron al salón, y se sorprendieron de que podían entender lo que decían los
seguidores de Jesús.
7
Estaban tan admirados que se decían unos a otros: <<Pero estos que están
hablando, ¿acaso no son de la región de Galilea? ¿Cómo es que les oímos hablar
en nuestro propio idioma? Los que estamos aquí somos de diferentes países.
Algunos somos de Partia, Media y Elam. Otros vinimos de Mesopotamia, Judea.
Capadocia, Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, y Egipto, y de las regiones de Libia
cercanas al puerto de Cirene. Muchos han venido de Roma, otros han viajado
desde la isla de Creta y desde la Península de Arabia.
11-12
Algunos somos judíos de nacimiento, y otros nos hemos convertido a la región
judía. ¡Es increíble que los oigamos hablar, en nuestro propio idioma, de las
maravillas de Dios!” y no salían de su
asombro, ni dejaban de preguntarse: <<¿Y esto qué significa?>>
13-14
Pero algunos comenzaron a burlarse de los apóstoles, y los acusaban de estar
borrachos. Pero los apóstoles se pusieron de pie, y con fuerte voz Pedro dijo:
<<Israelitas y habitantes de Jerusalén, escuchen bien lo que les voy a
decir.
15-16
Se equivocan si creen que estamos borrachos. ¡Apenas son las nueve de la
mañana! Lo que pasa es que hoy Dios ha cumplido lo que prometió, cuando por
medio del profeta Joel dijo:
17-18
“En los últimos tiempos les daré a todos de mi Espíritu: hombres y mujeres hablarán de parte mía; a los
jóvenes les hablaré en visiones y a los ancianos en sueños. También en esos
tiempos les daré de mi Espíritu a los esclavos y esclavas, para que hablen en
mi nombre.
EL Espíritu Santo vino a morar entre los
seres humanos, transformándolos en personas diferentes, fueron llenos de
sabiduría, poder, autoridad, e inteligencia. Después de este acontecimiento, los
apóstoles y las personas que estaban con ellos, fueron transformados en
personas sobre naturales, dice las escrituras, que aún Pedro al pasar cerca de
los enfermos, su sombra los tocaba y se sanaban de cualquier enfermedad.
Reflexión:
Para ser llenos del Espíritu Santo, es
importante obedecer los mandamientos de Dios, vivir una vida conforme a su
voluntad, tener comunión e intimidad con él. Conversar con Dios a través de la Oración,
pidiéndole su divina compañía, su gloriosa ayuda. Y reclamarle la promesa, que
él nos hizo de no dejarnos solos, que enviaría a su Santísimo Espíritu.
Al recibir esta bendición, nuestra vida es
transformada, cambiada, vivificada, en cualquier momento podemos ser
arrebatados al tercer cielo, y ver cosas que nadie jamás haya visto; como le
sucedió a Pablo.
Aún nuestra ropa transpirará unción. El
profeta Eliseo, recibió tanta unción, que después de muerto, su esqueleto
resucitó un muerto. 2º. R. 13:21
Si nos decidimos a obedecer a Dios, Él nos
dará de su Espíritu y no solo hará grandes cosas en nuestra vida, sino que hará
grandes cosas en favor de muchos, necesitados.
El salmista lleno del Espíritu Santo dijo: Sal. 32:8 Tú me dijiste: <<Yo te voy
a instruir; te voy a enseñar cómo debes portarte. Voy a darte buenos consejos y
a cuidar siempre de ti.
Si ponemos en práctica sus enseñanzas, Dios
mismo se compromete a, instruirnos, enseñarnos, a darnos buenos consejos y a
cuidar de nosotros, a través del Espíritu Santo.
Dejémonos
guiar por el Espíritu Santo de Dios.
Dios, el todopoderoso, es la esencia de la
sabiduría, sus mandamientos son luz y vida; y Él nos aconseja: Jn. 14: 15-16 Ustedes demostrarán que me
aman, si cumplen mis mandamientos. Y yo
le pediré a Dios el Padre, y él les envié al Espíritu Santo, para que siempre los
ayude y siempre esté con ustedes.
Nuestro Señor Jesucristo, nos habla como un
padre le habla a su hijo a quien ama; Él quiere acompañarnos en nuestro diario
vivir, a través de su Santo Espíritu; por eso debemos: escucharlo, obedecerlo,
llevarlo siempre en nuestros pensamientos; conversar con él, contarle nuestros
anhelos, nuestros deseos, consultarle si está de acuerdo con lo que vamos a
realizar.
Preparémonos
para ser guiados por el Espíritu Santo.
Debemos buscarlo como a oro refinado y ser
sensibles a su voz. Cuando estemos
leyendo un pasaje de la biblia y sentimos que ese pasaje, nos toca con
particular fuerza; detengámonos; y preguntémosle al Espíritu Santo: ¿Qué nos
quiere enseñar a través de esa porción de su palabra? Y él nos abre el
entendimiento, nos quita la venda espiritual, y podemos entender, lo que nos
quiere enseñar. Esa es una de las maneras que Dios usa para hablarnos y
guiarnos.
Podemos
alejar de nosotros al Espíritu Santo:
1ª.
Ts. 5:18-19 Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios
espera de ustedes como cristianos que son. 19 No alejen de ustedes al Espíritu
Santo.
El
Espíritu Santo nos aconseja:
2ª.
Co. 6:14-15 No participen en nada de lo que hacen los que no son seguidores de
Cristo. Lo bueno no tiene nada que ver con lo malo. Tampoco pueden estar juntas
la luz con la oscuridad. Ni puede haber amistad entre Cristo y el diablo. El
que es seguidor de Cristo no llama hermano al que no lo es.
Dios nos llamó de las tinieblas a su luz
admirable; no apaguemos la luz de su espíritu, tomando decisiones que vayan en
contra de lo que Dios desea para nosotros. No debemos hacer alianzas con
personas que practican el mal, porque el mal viene de las tinieblas y nosotros
pertenecemos a la luz, donde se practica el bien.
Ef. 4:25
Por eso ya no deben mentirse los unos a los otros. Todos nosotros somos
miembros de un mismo cuerpo, así que digan siempre la verdad.
Sí
deseamos ser guiados por el Espíritu Santo, debemos practicar la verdad, la justicia
y la misericordia. Y las tinieblas, no pueden acercarse a nosotros, porque
ellas no pueden soportar la luz. Ya no vamos a practicar la mentira, no debemos
aceptar nada que no sea de Dios.
Col.
3:15 Ustedes fueron llamados a formar un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo.
Dejen que la paz de Cristo gobierne sus corazones, y sean agradecidos.
Al formar parte del cuerpo de Cristo, él es
nuestra cabeza, por eso debemos tener una buena comunión e intimidad con el
espíritu Santo, y obedecer sus mandatos.
Para tener la certeza de que Dios es el que nos está guiando.
Ej:
de un ser humano guiado por el Espíritu Santo:
Noé fue un hombre que por su obediencia
agrado a Dios; y Dios le hablaba, le contaba lo que a él no le agradaba del ser
humano. Le contaba sus planes, y lo hizo
partes de ellos, lo instruía, y lo guiaba.
Era tan íntima la comunión de Noé con Dios, que le decía: Noé, ya no
puedo soportar tanta maldad de la gente; he decidido acabar con toda lo que he
creado; pues por causa de sus maldades, la tierra está llena de violencia. Así
que voy a destruir a la gente, junto con la tierra. Y Dios, le dice a Noé:
prepárate un arca; y le da todas las especificaciones del arca para salvar a
Noé y a toda su familia junto con toda la fauna.
El
espíritu Santo nos habla y nos guía:
Jn.
16:13-14 Cuando venga el Espíritu Santo, él les dirá lo que es la verdad y los
guiará, para que siempre vivan en la verdad. Él no hablará por su propia
cuenta, sino que les dirá lo que oiga de Dios el Padre, y les enseñará lo que
está por suceder.
Ser guiados por el Espíritu Santo, es
caminar por los mejores caminos, estos nos conducen al reino de los cielos.
El
Espíritu Santo intercede y nos ayuda:
Ro.
8: 26-27 Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el
Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el
Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de un modo tan especial que no hay
palabras para expresarlo. Y Dios, que conoce todos nuestros pensamientos, sabe
lo que el Espíritu Santo quiere decir. Porque el Espíritu ruega a Dios por su
pueblo especial, y sus ruegos van de acuerdo con lo que Dios quiere.
Busquemos con ansiedad, la compañía de
Dios, él es la fuente de la vida. Es la razón de nuestra existencia. Hagamos de
él nuestro compañero, nuestro amigo, nuestro confidente, nuestro consejero,
nuestra guía, la luz que ilumine nuestro ser.
José. Caminó en
compañía de Dios, en santa obediencia, no murmuro, ni se desesperó. Siempre
confió que, el Dios en quien él había confiado y creído, estaba a su lado para
guiarlo.
Este hombre sabía que Dios estaba con él, y
esperó hasta que Dios le entregó a todo su enemigo a sus pies. Y no sólo eso,
sino que lo nombró como el segundo hombre de la potencia mundial más importante
de ese entonces.
David. Tenía la compañía de Dios, y
Dios, lo guío por todos los senderos que debía recorrer, para prepararlo y
colocarlo como el nuevo rey de Israel.
Conclusión:
Tener
la guía del Espíritu Santo, es tenerlo todo en esta vida y el reino de los
cielos asegurado. Vivamos conforme a la voluntad de Dios, para que él Espíritu
Santo nos guíe por todos los caminos de nuestra vida.
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