Introducción:
1ª.
De Pedro 2:11-12 Amados hermanos en Cristo, les hablo como si ustedes fueran
extranjeros y estuvieran de paso por este mundo. No hagan nada que obedezca a
sus malos deseos, pues esos deseos los llevarán a perdición. 12 Pórtense bien
cuando estén con gente que no cree en Dios. Así aunque ahora esa gente hable
mal de ustedes, como si fueran unos malvados, luego verá el bien que ustedes
hacen, y alabarán a Dios el día en que él les pida cuentas a todos.
Como escogidos por Dios, debemos ser modelo
a seguir, nuestros actos deben ser luz, para la gente que está en las tinieblas
de este mundo; porque nuestro Señor Jesucristo dijo, que somos la sal y la luz
de la tierra.
Recordemos que somos embajadores de Dios
acá en este mundo, que somos linaje escogido, real sacerdocio y nación santa,
para anunciar el mensaje de Dios.
Mensaje:
mi testimonio personal.
Romanos.
6:1-14 ¿Que podemos decir? ¿Seguiremos pecando para que Dios nos ame más
todavía?
2
¡Por supuesto que no! Nosotros ya no tenemos nada que ver con el pecado, así
que ya no podemos seguir pecando.
El creyente no tiene licencia para pecar;
no debemos permitir que tal cosa suceda. Debemos mostrar lo que nuestro Señor
Jesucristo, nos sacó de las tinieblas a su luz admirable.
3
Ustedes bien saben que, por medio del bautismo, nos hemos unido a Cristo en su
muerte.
Habla del bautismo de Cristo, no del
bautismo en agua; el bautismo de nuestro Señor Jesucristo, nos invita a morir a
la vieja naturaleza, para nacer como hijos e hijas de Dios. (1ª. Co. 1:17; 12:13; Gá. 3:27; Ef. 4:5;
Col. 2:11-13)
4 Al
ser bautizados, morimos y somos sepultados con él; pero morimos para nacer a
una vida totalmente diferente. Eso mismo pasó con Jesús, cuando Dios el Padre
lo resucitó con gran poder.
Cuando nuestro Señor murió en la cruz; en
esa muerte morimos nosotros; en otras palabras, él se hizo nuestro sustituto, y
nos da los beneficios por los cuales Él murió. Él lo hizo todo por nosotros.
Cuando ellos lo pusieron en la tumba,
también sepultaron nuestros pecados. Morimos con él, fuimos sepultados con él
y, su resurrección era nuestra resurrección a <<Nueva vida>>
5 Si
al bautizarnos participamos en la muerte de Cristo, también participamos en su
nueva vida.
Pablo proclama la cruz como el instrumento
por el cual nos vienen todas las bendiciones; la cruz siempre debe ser el
objeto de nuestra fe, la cual da libertad al Espíritu Santo para obrar dentro
de nuestras vidas.
6
Una cosa es clara: antes éramos pecadores, pero cuando Cristo murió en la cruz,
nosotros morimos con él. Así que el pecado ya no nos gobierna.
Todo lo que éramos antes de nuestra
conversión, fue quebrantado por el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la
cruz; y ahora somos libres.
7 Al
morir, el pecado perdió su poder sobre nosotros.
Nuestro Señor fue nuestro sustituto, y en
su muerte morimos junto con él en base a la fe que tengamos en él y en el
sacrificio de la cruz.
8 Si
por medio del bautismo morimos con Cristo, estamos seguros de que también
viviremos con él.
Tenemos la vida de la resurrección, que es
la vida más abundante. (Juan. 10:10)
9
Sabemos que Jesucristo resucitó, y que nunca más volverá a morir, pues la
muerte ya no tiene poder sobre él.
La obra de nuestro Señor fue terminada, y
todo pecado ha sido expiado, la muerte ya no tiene dominio sobre nosotros; el
poder de la naturaleza pecaminosa fue quebrantado; por eso debemos vivir como
hijos de Dios, libres de todo pecado.
10
Cuando Jesucristo murió, el pecado perdió para siempre su poder sobre él. La
vida que ahora vive, es para agradar a Dios.
Nuestro Señor Jesucristo murió a la
naturaleza pecaminosa de una vez por todas; y la nueva vida viene de Dios, y la
recibimos en virtud del sacrificio en la cruz; por nuestra fe puesta en aquella
obra terminada.
11
De igual manera, el pecado ya no tiene poder sobre ustedes, sino que Cristo les
ha dado vida, y ahora viven para agradar a Dios.
Esto sucede, si nuestra fe esta puesta en
el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz. El Espíritu Santo nos
ayuda a vivir la nueva vida, apartada del pecado.
12
Así que no dejen que el pecado los gobierne, ni que los obligue a obedecer los
malos deseos de su cuerpo.
No debemos permitir que el pecado nos
domine, debemos tener nuestra mirada en nuestro Señor Jesucristo y en la cruz. Y
el Espíritu Santo nos ayuda a vencer toda tentación. (1ª. Co. 1: 17-18)
13 Ustedes ya han muerto al pecado, pero
ahora han vuelto a vivir. Así que no dejen que el pecado los use para hacer lo
malo. Más bien, entréguense a Dios, y hagan lo que a él le agrada.
Debemos rendirnos a nuestro Señor
Jesucristo y a su cruz. Sólo esto garantiza la victoria sobre la naturaleza
pecaminosa. Nuestra fe continuada en
aquella obra terminada nos lleva a la victoria.
(Luc. 9:23-24)
14
Así el pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, porque ya no son esclavos de la
ley. Ahora están al servicio del amor de Dios.
Si seguimos ejerciendo nuestra fe en
nuestro Señor Jesucristo y en su obra de la cruz; la naturaleza pecaminosa, ya
no tendrá poder sobre nosotros. Y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestras
debilidades.
2ª.
Timoteo. 2:14-26 Recuérdales esto, y exhórtalos ante el Señor a no contender
acerca de palabras, que para nada aprovechan y que solo lleva a la perdición de
los que escuchan. Procura con diligencia
presentarte ante Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y
que usa bien la palabra de verdad. Pero
evita las palabrerías vanas y profanas, porque más y más conducen a la
impiedad, y su palabra carcome como gangrena; entre esa gente están Himeneo y
Fileto, que se desviaron de la verdad al
decir que la resurrección ya se efectuó, con lo que trastornan la fe de
algunos. Pero el fundamento de Dios está
firme, y tiene este sello: “El Señor
conoce a los que son suyos”; y: “Que se
aparte de la iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”. 20 En una
casa hay no solo utensilios de oro y de plata, sino
también de madera y de barro; y unos son
para usos honrosos, y otros para y otros para usos viles. Así que quién se limpia de estas cosas será un
instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena
obra. Huye también de las ‘pasiones
juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amos y la paz, junto con aquellos que
con un corazón limpio invocan al Señor. pero desecha las cuestiones necias e
insensatas; tú sabes que generan contiendas. Y el siervo del Señor no debe ser contencioso,
sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; Que
corrija con mansedumbre a los que se oponen, por si acaso Dios les concede
arrepentirse paraqué conozcan la verdad Y escapen del lazo del diablo, en el cual se
hallan cautivos y sujetos a su voluntad.
Reflexión:
Nuestro Señor Jesucristo con su vida, fue
modelo para la humanidad; él dio un gran testimonio de; rectitud, mansedumbre,
humildad, paz y amor. Nosotros, los redimidos, por el sacrificio de nuestro
Señor Jesucristo; Somos los embajadores de Dios en la tierra. Por eso debemos
tener una comunión continua con nuestro Señor Jesucristo, obedeciendo, todos
sus mandamientos;
En nuestro diario devocional, pidámosle a
Dios sabiduría, para entender su santa palabra, y ponerla por obra y así dar
buen testimonio.
Mateo,
5:13-16 Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿Cómo
volverá a ser salada? Ya no servirá para nada, sino para ser arrojada a la
calle y pisoteada por la gente.
Nosotros los cristianos, cual la sal de la
tierra, debemos preservar, cuidar, proteger, nuestras vidas y la vida de los de
nuestro en contorno; de toda corrupción, de toda maldad, de toda inmundicia,
como sal, sanar todas las heridas, ser el sabor donde Dios nos lleve; estampar
el sello del cristianismo con nuestro modelo de vida.
14-16
Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder. Tampoco se enciende una
lámpara y se pone debajo de un cajón, sino sobre el candelero, para que
alumbren a los que están en casa. De la
misma manera, que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos
vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos.
Dios nos rescató, de las garras del pecado
y nos transformó de las tinieblas a su luz admirable; para que, los que están
en tinieblas, se acerquen a la luz verdadera, que es Cristo Jesús Señor y Dios.
Nuestro diario vivir, debe ser como una carta abierta, ante los ojos de los que
nos rodean.
Dios nos colocó como modelo de vida, para
las naciones, por eso dice: que nos colocó en lo alto, para que todos nos vean,
y con nuestro cambio de vida, y a través de nuestras obras, alumbremos la vida
de los demás y ellos glorifiquen a Dios por nuestros hechos.
Nuestra vida debe ser ejemplar, nuestro
comportamiento, nuestra conducta, lo que hablamos, lo que hacemos; debe ser
como la luz.
En nuestros hogares, esposo y esposa
debemos ser modelo para los demás hogares. Nuestros hijos están llamados a ser
modelo de vida ante los demás.
Romanos.
12: 1- 3 Por eso hermanos míos ya que Dios fue tan bueno con ustedes, les ruego
que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así
es como se le debe de adorar. Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al
contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que
Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto. Dios en su
bondad me nombro apóstol, y por eso les pido que no se crean mejores de lo que
realmente son. Más bien, véanse ustedes mismos según la capacidad que Dios les
ha dado como seguidores de Cristo.
¡Así es como se debe de adorar a Dios! Presentándonos
puros ante nuestro Rey, No nos dejemos arrastrar por los engaños del mudo.
Ro.
12:9 -14 Nuestro amor debe ser sincero. Aborrezcamos lo malo y sigamos lo
bueno. Ámense los unos a los otros con
amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. Si algo demanda
diligencia, no seamos perezosos; sirvamos al Señor con espíritu ferviente.
Gocémonos en la esperanza, soportemos el sufrimiento seamos constantes en la
oración. Ayudemos a los hermanos
necesitados. Practiquemos la hospitalidad. Bendigamos a los que nos persiguen;
bendigamos y no maldigamos.
Vivamos
como hijos de Dios.
1ª.
Pedro. 2:11-15 Amados hermanos, como si ustedes fueran extranjeros y
peregrinos, les ruego que se aparten de los deseos pecaminosos que batallan
contra el alma. Mantengan una buena
conducta entre los no creyentes para que, aunque los acusen de malhechores, al
ver las buenas obras de ustedes glorifiquen a Dios el día que él nos visite. Por causa del Señor, muéstrense respetuosos de
toda institución humana, se trate del rey, porque es el que gobierna, o de sus gobernadores, porque el rey los ha
enviado para castigar a los malhechores y para elogiar a los que hacen el bien. La voluntad de Dios es que ustedes practiquen
el bien, para que así hagan callar la ignorancia de la gente insensata.
1ª.
Timoteo. 3: 14-15 Aunque tengo la esperanza de ir pronto a visitarte, te
escribo esto para que, si me tardo,
sepas cómo conducirte en la casa de Dios que es la iglesia del Dios viviente,
columna y baluarte de la verdad.
Conclusión:
Nuestro
testimonio, debe ser como una luz que alumbre en la oscuridad, Dios nos llamó
para ser luz en las tinieblas, y nos dijo que somos la sal y la luz de esta
tierra; nuestro diario vivir debe mostrar al mundo que nuestro Señor Jesucristo
vive y reina en nosotros. Dios nos escogió para ser el modelo a seguir.
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