martes, 6 de septiembre de 2016

LECCIÓN 21 - MIEMBROS DE LA IGLESIA LOCAL

Introducción:
Al aceptar a nuestro Señor Jesucristo, como salvador y Señor de nuestra vida; pasamos a ser hijos de Dios, y miembros de la familia de Dios, comúnmente llamada: Iglesia universal cristiana.

Mensaje: miembros de la iglesia universal cristiana.
Decimos iglesia universal cristiana, porque nos referimos a todos los hijos de Dios, de todas las épocas y de todas partes del mundo.
En otras palabras, la Iglesia universal cristiana está compuesta por miles y miles de grupos pequeños y grandes llamados iglesias locales. Los cuales tienen beneficios y responsabilidades.

Beneficios como miembros de la iglesia local:
Como miembros de la iglesia local recibimos varios beneficios:
° Recibimos la protección divina.
° Apoyo y compañerismo con otros hermanos, en Cristo.
° Aprendizaje acerca de los conocimientos de la palabra de Dios.
° Participación en la santa cena.
Lo más importante de estos cuatro puntos, es el aprendizaje, y obediencia a los mandatos de Dios, porque ellos nos capacitan para todas las áreas de la vida y nos traen protección, prosperidad, y vida eterna. La asistencia a las reuniones es muy importante para recibir capacitación y unción. He. 10:25 No dejemos de reunirnos, como hacen algunos. Al contrario, animémonos cada vez más a seguir confiando en Dios, y más aún cuando ya vemos que se acerca el día en que el Señor juzgará a todo el mundo.
Es muy importante que los fieles se reúnan, no importa cómo se lleve a cabo la reunión; lo importante es nuestra fe en nuestro Señor Jesucristo, y su sacrificio en la cruz. Debemos animarnos los unos a los otros en la fe. Aportar todas las iniciativas que veamos necesarias para el buen funcionamiento de la congregación.

Primera, responsabilidad:  
Asistir y participar en las reuniones. Nuestro crecimiento y fuerza espiritual, depende de nuestra asistencia y participación en las reuniones de la iglesia; en esas reuniones nos alimentamos, fortalecemos y crecemos espiritualmente.
Recordemos que el pastor o quien preside, es un instrumento de Dios, y quien nos está enseñando es Dios mismo, a través de quién él está utilizando. 
° Llegue puntual y preparado para dar y recibir.
° Cante con alegría y ponga atención a las enseñanzas.
° Cuando haya oportunidad, orar brevemente, en voz alta.
° Escuchar atento la predicación y llevarla a la práctica.
° Ofrendar sin mezquindad.
° Tratar a todos con amabilidad.
° Procurar traer nuevos invitados.

Segunda responsabilidad:
Orar por la iglesia. La iglesia somos nosotros mismos. 1ª. Ts. 5:17 Oren en todo momento.
Es muy importante orar, por la iglesia local y universal, para que Dios proteja a todos los miembros, especialmente por los pastores, líderes espirituales, y por todas las autoridades legítimamente constituidas; empezando por nuestra casa, barrio, cuidad, departamento, nación, continente y por el mundo entero.
En el momento, que recibimos a nuestro Señor Jesucristo, nos convertimos, de las tinieblas a la luz; por eso Satanás, despliega su poderoso ejército, infernal contra nosotros. Pero el Espíritu Santo nos protege. Ef, 6: 12 Porque no luchamos con gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual.
Por esta razón debemos orar en todo momento, pidiendo a Dios su protección y compañía.

Tercera responsabilidad:
Dar apoyo material a la iglesia, la obra del Señor siempre requiere gastos de todo tipo. Esto se hace a través de: dar ofrendas, y diezmos para las necesidades de la obra de Dios.  1ª. Co. 16:2 Es decir que cada domingo, cada uno de ustedes debe apartar y guardar algo de dinero, según lo que haya ganado. De este modo no tendrán que recogerlo cuando yo vaya a verlos.
Puede que usted sea muy pobre, y da muy poco, no importa, el Señor entiende esto. Lo importante es dar el diezmo de lo que recibes y ofrendas voluntarias.

Cuarta responsabilidad:
Estar dispuesto a prestar un servicio en la iglesia. Ef. 4:11-12 Él fue quien le dio a cada uno la capacidad de ser apóstoles; a otros la de ser profetas y maestros. Hizo esto para que todos los que formamos la iglesia, que es su cuerpo, estemos capacitados para servir y dar instrucción a los creyentes. 
Dios capacita a cada uno de los miembros de la iglesia, según su voluntad. Para que nos sirvamos unos a otros como un solo cuerpo, cuya cabeza es nuestro Señor Jesucristo.
Conclusión:

Nosotros, como miembros de la iglesia local, debemos sentirnos honrados por nuestro Señor Jesucristo, quien nos llamó a formar parte de su pueblo, adquirido para anunciar las buenas noticias de salvación; es muy importante recordar que la obra es de Dios, y cuando estamos trabajando en ella y apoyándola de acuerdo a nuestras capacidades, Dios ha prometido que él nos recompensará en esta vida y en la eternidad.

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